viernes, 4 de septiembre de 2009

Te advertí que no oyeras a Eyectados


El Caos, la Noche, el negro Érebo y el ancho Tártaro existieron y aún no había tierra, aire ni cielo, cuando del Érebo en el seno puso la Noche de alas negras, antes que nada, un huevo huero. De éste nació, pasando el tiempo, Amor, el nunca muerto, objeto de deseo. Se unió el Amor al Caos aliado en el Tártaro vasto y negro, y así dio el ser a nuestra raza y la sacó a la luz primero.

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